Este arbusto puede llegar a medir unos dos metros de altura, y es capaz de crecer prácticamente en cualquier tipo de suelos, incluso los calcáreos. Necesita riego moderado, sin que el sustrato se seque por completo.
Su crecimiento no es óptimo en climas demasiado áridos o calurosos, a diferencia de otros arbustos. La floración se optimiza fuertemente si el ejemplar es expuesto a pleno sol, siendo imprescindible la poda luego de cada floración.
Cuenta con hojas caducas y de color verde tradicional, no demasiado intenso. La multiplicación de este ejemplar puede concretarse por esqueje semileñoso en primavera o leñoso en verano, que rápidamente surtirá efecto.
La plantación puede realizarse por ejemplar aislado o en grupos, disponiendo setos libres. Al mismo tiempo, el cultivo en maceta es posible, siempre y cuando la misma cuente con las suficientes dimensiones.
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